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Amistad y enamoramiento en la era digital

Por María Grazia Gualandi
Doctora en Educación y Experta en Educación Permanente

 

Últimamente Ana está muy nerviosa, de mal humor y reacciona mal en casa . Por fin decide contarle a su mamá. “Javier dejó mi mensaje en visto y lleva tres días sin contestarme. Realmente no sé qué hice mal o si algo no le gustó de mí. No puedo más con esta incertidumbre”. 

“¿Has intentado llamarle?” “¡pero qué dices mamá, llamar no se usa, solo nos comunicamos por mensajes”. Ana tiene casi 15 años y conoció a Javier por chat, a través de una amiga. Pasaron tres semanas escribiéndose antes de conocerse personalmente. Un fin de semana fueron al cine con otros amigos y Ana dice que les fue muy bien. Pero, dos días después, Javier no la ha vuelto a buscar. Sin ninguna razón aparente.

 

Conocer personas nuevas, cultivar amistades, empezar a interactuar con el otro sexo y salir con alguien siempre ha sido un desafío. Cada época tiene sus retos y maneras para socializar que van al paso con lo que sucede históricamente y con las diferentes culturas. De hecho, la manera de socializar está relacionada con muchos factores, como por ejemplo el imaginario de los roles de hombre y mujer, la validación del amor romántico como base del matrimonio, el significado de matrimonio y familia, el cambio en la moral sexual y las diferentes culturas entre otros. 

Un suceso que destaca en los últimos 40 años es el inicio de la digitalización y la expansión masiva de internet. La era digital ha cambiado profundamente la manera en que las personas se encuentran, se relacionan y se llegan a conocer mejor.

Los jóvenes de hoy tienen unas “capacidades sociales” muy desarrolladas cuando se trata de comunicación digital, habilidades que muchas veces desaparecen en una situación pública y crean dificultades en la manera de relacionarse con los demás. 

Los preadolescentes son muy buenos para coquetear por texto, usando frases muy cortas y muchos emoticons con la intención de impactar y provocar una reacción emotiva. También son muy hábiles en manejar simultáneamente muchas conversaciones por texto, sin dedicar una atención exclusiva y focalizada a una persona, en particular debido a las continuas notificaciones.

Siempre se habla de la facilidad con la que se puede compartir cualquier cosa con el propio móvil, especialmente fotos y videos. Pero también es muy común, especialmente entre chicas, compartir capturas de pantalla de conversaciones. Entonces, las conversaciones que parecen suceder entre dos personas, en realidad son una conversación de grupo, donde en tiempo real se envían enteras conversaciones a otras personas para pedir opiniones antes de responder.

También es muy común entre adolescentes y preadolescentes “jugar” a introducirse a alguien que no se conoce, pero que tiene una relación con otro amigo(a), presentándose con una identidad falsa o de manera anónima. Es una diversión que tiene el objetivo de ver la reacción del otro permaneciendo anónimo. Algunas veces puede parecer una diversión inocente, pero de allí a llegar al ciberbullying solo es un paso.

La facilidad aparente con la que se puede socializar en línea, ha hecho que el conocer a personas nuevas fuera de línea sea casi obsoleto. Incluso llamar o video-llamar a alguien en muchas ocasiones se considera cómo intrusivo.

 

¿Cómo se traduce esto en las relaciones románticas?

Los jóvenes de hoy (y los adultos también) se sienten mucho más atrevidos en las relaciones digitales comparado con cómo son en las relaciones en persona. Es muy común sustituir la comunicación cara a cara con los mensajes de texto.

 

“Mamá, no sé qué me pasa. Llevo más de un mes hablando con Carlos y me he sentido muy segura de mí misma, lista para mantener conversaciones y sin ningún miedo. Hoy que lo he visto personalmente, he estado muy tímida, no sabía qué hacer ni qué decir. ¿Pero quién soy yo? ¡A veces me considero muy extrovertida y a veces muy tímida e incapaz de estar con los demás!”

 

Una amistad cultivada a través de mensajes cortos, videos y fotos, tiene una carga explosiva muy alta al principio, pero esa carga se quema muy rápido cuando se acaba la novedad. Hay dos cosas que pueden suceder si los mensajes de texto se convierten en un sustituto de la conexión en la vida real: llegar a un nivel de intimidad muy pronto o no evolucionar desde un nivel de conocimiento superficial. Los mensajes de texto crean una falsa ilusión de conocimiento e intimidad. Textear, especialmente cuando sucede por la noche, puede crear la ilusión de que conoces muy bien al otro, cuando en realidad solo conoces una versión unidimensional. La comunicación a través de una pantalla facilita entrar en la modalidad “confesional”. En ese caso, se acelera el proceso de conocerse, llegando a un nivel de intimidad que no está al paso con la madurez de la relación. También puede suceder lo opuesto: no moverse de un nivel de conocimiento muy superficial y quedarse en un tipo de conversación árida. En los dos casos, la novedad se acaba muy pronto porque se vive la ilusión de que el conocimiento del otro ya se ha agotado, que ya le conocemos bastante y no hay más interés. 

Por esas razones, la cantidad de tiempo que se pasa comunicando a través de textos, no corresponde a un profundo conocimiento de la otra persona, y muchas veces, a la hora de encontrarse en persona, los jóvenes se pueden encontrar con una persona distinta de la que creían haber conocido. También se pueden dar cuenta de que ellos mismos se portan distintos en una relación sin pantallas y les puede resultar difícil seguir con una relación.

Últimamente se escucha la palabra “ghosting” que se refiere al hecho de “cortar abruptamente el contacto con alguien sin darle a esa persona ninguna advertencia o explicación por hacerlo. Incluso cuando la persona que está siendo fantasma se acerca para reiniciar el contacto o lograr un cierre, se encuentran con el silencio”.

En efecto, si las relaciones se basan principalmente en el contacto digital, se ve muy fácil cortar ese contacto sin más explicaciones. Recibir un inesperado interés por parte de alguien, implicarse emocionalmente, llegar a una situación de silencio sin razones. Ese tipo de situaciones afectan mucho, y especialmente a los adolescentes. En una época en la que todavía están desarrollando su autoestima y definiendo quienes son, se sienten afectados en su propia identidad y capacidad de socializar porque piensan que ellos son los “culpables” de la desaparición, que hay algo de su propio ser que no le ha gustado a la otra persona.

 

¿Qué podemos hacer cómo padres?

“Papá, ¿por qué no puedo tener cuentas en las redes sociales?” – “Búscame un estudio científico que demuestra que la participación de los jóvenes de tu edad en las redes sociales tiene beneficios y lo hablamos”. Silencio.

 

Sin duda tenemos que aceptar que la nueva manera de socializar pasa a través del móvil. La buena noticia es que hay algo que podemos hacer.

Reflexionar sobre el impacto de la comunicación digital sobre el real conocimiento de alguien es fundamental. Con ese objetivo, se pueden dar algunos consejos y guías: 

  •  Atrasar lo más que se puede -idealmente después de los 14 años- la participación en redes sociales. De esa manera la comunicación con los amigos sucede sólo vía texto o llamada. 
  •  Alentar para que los textos se conviertan en llamadas, superando el normal desafío de sentirse incómodos. 
  •  Comentar con ellos que compartir conversaciones con capturas de pantalla con otras personas, no es honesto, “porque esos mensajes van para ti, no para todos sus amigos-as”. Es importante que crezcan en el sentido de cuidar la intimidad de una relación, tanto sea una relación de amistad o romántica.
  •  Hablarle de la facilidad con la que se puede crear una falsa identidad o presentarse a sí mismos de manera diferente de lo que somos y de porque nunca es bueno introducirse de manera anónima.
  •  Promocionar la comunicación cara a cara y la socialización mediante salidas sanas que corresponden a la edad y a la madurez de tu hijo.
  •  No dar por hecho que las normas de socialización estén asentadas y ayudarles para que las aprendan. Algunos ejemplos son presentarse personalmente con las personas nuevas, dar la bienvenida a alguien que visita la casa y despedirse cuando se va. De la misma manera acostumbrarse a saludar cuando se llega o se va de un sitio. También enseñarles a tener conversaciones con los adultos que sean interesantes y respetuosas en cada tipo de situación, sin “esconderse” detrás del móvil por falta de habilidades de comunicación. 

 

 Gould, W. R. (2022, November 14). What is ghosting?. Verywell Mind.

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