Juan Camilo Díaz Bohórquez
Niños y adolescentes viven el apogeo de los videojuegos. Y para comprender el efecto que pueden llegar a tener en sus vidas debemos conocer de qué se tratan, identificar señales de alerta y establecer normas claras y consensuadas para su uso.
Recientemente recibí el mensaje de una amiga, quien me manifestaba que “habían caído” en la tentación de regalarle una consola de videojuegos a su hijo, “fruto de la presión social” ya que su hijo era el “único niño del grupo que no tenía consola”. Ahora, decía, estaban preocupados porque no lograban controlar el tiempo de uso y las conexiones que realizaba online con desconocidos. Y el problema de mi amiga no es exclusivo de su hogar: es la realidad de muchas familias hoy día.
En la actualidad es normal ver a niños y niñas conectados permanentemente a diferentes dispositivos. Ellos parecieran preferir las consolas de videojuegos, tipo Play Station y Xbox, juegos en línea y aplicaciones, mientras que ellas son más dadas a concentrar su interés en el celular y las aplicaciones de comunicación tipo WhatsApp.
Según un informe de la Entertainment Software Association (Asociación de Software de Entretenimiento, ESA, por su sigla en inglés), en Estados Unidos, el 51% de los hogares cuentan con una consola y el 58% de los estadounidenses son jugadores. Además, el 44% de los jugadores creen que le sacan más provecho a un videojuego que a una película, una serie o a la música. Y tiene su lógica porque una película solo entretiene por dos horas mientras que un videojuego sobrepasa de lejos esa cantidad, por lo que se han ido desarrollado tres tipos de jugadores:
– El jugador casual, aquel que no posee una consola y solo juega para divertirse y socializar.
– El jugador semipro, que juega para liberar el estrés y le dedica más de dos horas por semana. Según el estudio realizado por la agencia global especializada en comunicaciones de mercadeo, UM, 27% de los jugadores semipro en Colombia han comprado una consola nueva en el pasado año y el 58% quiere reemplazar la suya el próximo año.
– El jugador profesional, que considera los videojuegos como lo más importante en su vida y le gusta entrenar en su consola de preferencia por más de 7 horas. La investigación arrojó una cifra de más de 200.000 pesos mensuales como gasto común de los jugadores profesionales.
Ya con estos datos, debemos tener en cuenta que los niños y adolescentes son muy sensibles a los estímulos del ambiente. Y las pantallas, además del realismo de los videojuegos, que, acompañados de contenidos violentos, falta de acompañamiento y normas, puede llegar a generar problemas.
Señales de alarma
Especialistas están de acuerdo en que se puede considerar que existe un uso abusivo y cierta dependencia cuando:
- Uso compulsivo de los videojuegos (pasar muchas horas conectado).
- Cambios de ánimo bruscos e inexplicables.
- Baja en el rendimiento escolar.
- Abandono de otras actividades de ocio.
- Falta de interés en actividades sociales.
- Alteraciones del sueño y estados ansiosos.
- Exceso de ansiedad por estar conectado jugando.
¿Qué podemos hacer?
Para todo existe una solución.
- Control del tiempo. No todo debe ser tecnología, se deben respetar los espacios de otras actividades como el estudio, la familia, el deporte, los amigos, leer o escuchar música. No existen reglas generales pero expertos afirman que un tiempo no mayor a 60 minutos son más que suficientes para evitar cansancio visual, ansiedad y ocupación del tiempo en una sola actividad.
- No son la única entretención.Niños y adolescentes deben tener claro que los videojuegos son una actividad más y no la única. Para ello el trabajo y acompañamiento de los adultos es fundamental. Si se logra generar un ambiente familiar que tiene abiertas las puertas a más actividades de ocio y entretenimiento esto favorecerá el desinterés por los videojuegos
- ¡Estar atentos a cualquier cambio!A lo mejor su hijo ya es adicto a los videojuegos y usted no se ha dado cuenta. Esté atento a las conductas, estados de ánimo, tiempos, comportamientos, respuestas a ciertas situaciones.
- Para todo hay una edad.Como las películas y las series de televisión, así como las aplicaciones móviles, los videojuegos tienen una clasificación según contenido y edad apropiada. Las clasificaciones de la Entertainment Software Rating Board proporcionan una información concisa y objetiva acerca del contenido de los juegos de video y las aplicaciones.
Se debe evitar a toda costa comprar videojuegos violentos, sexualmente explícitos y groseros. Hay muchos juegos que sin usar esos recursos son muy entretenidos.
- Menos tecnología, más amor y acompañamiento.Más que consolas, juegos, gigas y redes, todos los seres humanos, especialmente los niños y adolescentes requieren amor, protección, seguridad.
Tenemos una tarea enorme. Que los niños y adolescentes se diviertan de todas las formas posibles, pero siempre con cuidado, normas y responsabilidad. Solo así evitaremos complicaciones, desperdicio de tiempo y abriremos oportunidades de disfrutar otras actividades más valiosas en la vida.