Por Ana Margarita Moreno
¿Necesariamente los padres deben entregar a sus hijos los mismos valores que les fueron dados? |
¡No necesariamente! Hay valores, costumbres, conceptos, que uno vivió en su casa y que después evalúa, no los ve lógicos o no les encuentra el sentido y los vive y enseña de una manera distinta. Por ejemplo: para una mamá puede ser muy importante detalles como no sentarse en las camas, no desayunar en pijama ni siquiera el fin de semana o saludar de mano a todo el que llega a la casa y es posible que para su hija esto no termine siendo importante y prefiera no transmitirlo.
Existen entonces valores culturales, “negociables”, o que dependen de la personalidad, por ejemplo. Pero hay otros que no se negocian. Son valores naturales, digamos que son los Principios. Aunque pase el tiempo, cambie la cultura e incluso toda una sociedad ignore o cambie ese principio, el sigue estando ahí. Esos son los que debemos transmitir a los hijos, pase lo que pase. Aunque nosotros mismos hayamos actuado en contra de ese valor, aunque la mayoría piense distinto. Estos son los VALORES SÓLIDOS.
Los temas álgidos, delicados, en los que los padres transmiten algo distinto a lo que deberían, suelen ser los que tocan con las decisiones que uno toma en la adolescencia y en la juventud, que han ido en contra de lo que nos enseñaron. Decisiones relacionadas con el sexo, la religión, e incluso la honestidad, que es un valor que se puede ir relajando y relativizando.
Suele suceder algo muy curioso: los padres que fueron malos estudiantes, que se recorrieron varios colegios, que en la juventud fueron muy “locos”, se emborracharon o consumieron droga, tienen especial cuidado en transmitir el valor correcto a sus hijos frente a esos temas. Es difícil ver a un padre que fue mal estudiante diciéndole a un hijo: “Bueno hijo, cuidado, pon atención, a ser bien vago, no estudies que eso es muy aburrido y no sirve para nada, saca malas notas, yo me recorrí todos los colegios posibles, espero que tu hagas lo mismo…” o: “empieza ya a tomar bastante licor o a consumir marihuana como yo que pasé rico aunque hice muchas “embarradas”….” ¡No! Al contrario, esos son los que más se cuidan de que sus hijos hagan las cosas bien.
Entonces, ¿por qué en estos temas los padres tratan de recuperar terreno y retoman los valores y en otros temas, hemos visto que prefieren callarse o incluso entregar un valor erróneo?
Influyen varias cosas: la cultura que en algunos aspectos se va relajando, pero también fenómenos muy curiosos:
El ego exige protección e inconscientemente se elije el autoengaño a enfrentar el error.
Al comenzar la labor de educar, falta de reflexión, hay superficialidad al pensar qué clase de hijos quiero formar.
Falta honestidad y humildad para retomar valores que van contra el estilo de vida pasado o actual.
Pero, recordemos que enseñamos muchas cosas que no son perfectas en nosotros, si no fuera así, ¡poco podríamos transmitir! Enseñamos que no se debe mentir, por ejemplo y sin embargo, ¿quien no ha mentido alguna vez? El mensaje para los hijos es: estamos en una lucha de crecimiento. Todos nos equivocamos, los padres también somos humanos. Pero tenemos la responsabilidad de educarte y por eso, somos nosotros quienes tenemos el deber de corregir y transmitir el “deber ser”. Queremos lo mejor para ti, aunque incluso, nosotros mismos no lo hayamos logrado o nos hayamos equivocado. Yo diría que a veces, el haber fallado en algo, da mayor autoridad. Es como decir: se porque te lo digo…
¿Cómo transmitir valores sólidos?
Algunas recomendaciones:
– Retome y analice sus valores actuales y compárelos con los que le dieron sus padres
– Analice la razón por la cual ha cambiado algunos valores y evalúe su peso
– Examine con HONESTIDAD, RESPONSABILIDAD Y HUMILDAD cuales debe retomar para sus hijos
– Y… ¡HÁGALO! Sin importar su pasado o sus defectos actuales. Además, es una buena oportunidad de mejora personal.
Las decisiones sexuales tomadas influyen de manera muy especialmente en lo que transmitimos. Y es así, como licuamos este tipo de valores casi sin darnos cuenta.
Frente a los valores sexuales, aquí tenemos algunos tips:
– Aislar errores propios de valores para transmitir
– Tener Criterio Propio, no dependiente de la moda
– Retomar los valores con Honestidad y Valentía
– Tener seriedad y profundidad en el análisis
– Hablar de sexo con los hijos
Y algunos puntos para evitar:
– No dejar de hablar por temor a ser incoherente: lo que se dice/lo que se hace
– No dejarse contaminar de la cultura actual: “todo ha cambiado, ahora es distinto”
– Que no nos falte profundidad al analizar los valores
– Evadir el tema o restarle importancia
– Cultura neutra: temor a decir qué está bien o mal, para que ellos “decidan solos”. Para que decidan, debemos transmitir Valores primero. Están en edad de aprenderlos.
La diferencia entre educar con valores sólidos y con valores líquidos es clave. De esto depende vidas futuras sin un rumbo claro, o jóvenes y adultos con existencias llenas de decisiones bien fundamentadas.