Por Angelica Estrada Hernández*
Imagina que tus nuevos vecinos te invitan a comer a su casa. Sacan vasos gigantescos para cada uno y sirven sodas, llenan los platos con papas fritas y comida chatarra. Hablando con ellos, te enteras que eso es lo que comen siempre.
En esta familia tienen “exiliados” a los vegetales porque solo comen frituras. Además, fuman,, consumen licor al por mayor y nunca hacen ejercicio. Al principio parece que viven en un paraíso, pero luego te das cuenta que esos hábitos comparados con los de tu propia casa resultan poco saludables.
Hoy en día encuentras por todas partes campañas a favor de los vegetales, la comida nutritiva y una vida sana, pero no siempre fue así. En algunos colegios permitían fumar a sus estudiantes luego de tener 16 años; en las películas aparecían los personajes principales consumiendo licor y cigarrillos como algo normal y hasta elegante. Poco a poco la sociedad ha descubierto cuáles de sus “caprichos” han ido demasiado lejos y se ha empezado a tomar decisiones para erradicarlos.
Estas campañas se han iniciado como resultado de investigaciones serias realizadas entre consumidores de este tipo de productos que han detectado que fumar, tomar licor en exceso y consumir comida basura todos los días no es saludable. Algo así ocurre hoy con el consumo de pornografía, que tiene un acentuado potencial tóxico.
Uno pensaría que es “un placer sin víctimas” pero no lo es. Participé en un curso online sobre estilos de vida digitales maduros y responsables impartido por www.interaxiongroup.org, y durante la conferencia sobre Pornografía en Internet, la Dra. Ana Samuel, investigadora en el Instituto Witherspoon y Ph.D en Ciencias Políticas por la Universidad de Notre Dame, mostró datos estadísticos impresionantes que me sirvieron de inspiración para este artículo. Comentó cómo los consumidores de pornografía apoyan un negocio que muchas veces implica explotación y abuso de personas que por una u otra razón se ven obligadas a “trabajar” grabando este tipo de contenidos.
Según ella, se ha comprobado que la pornografía produce en el cerebro el mismo efecto que una droga. Cada vez necesita más exposición para sentir el mismo placer y la cantidad de contenidos deben ser más fuertes, lo que lleva a muchos a desear buscar y a buscar actividades violentas, incluso patológicas. Añadió que existen estudios que relacionan la pornografía con el abuso infantil. De tanto observar algo se pasa luego al intento de realizarlo.
Lo anterior implica que poco a poco se elimina de la persona el sentido verdadero de la sexualidad: se pierde la trascendencia que le da el amor, se considera el sexo como un juego o un entretenimiento que cada vez opaca más su alegría, su verdadera humanidad.
En el caso de las mujeres – según los estudios mencionados por Ana Samuel – se ha detectado un efecto que se manifiesta en una mayor dependencia hacia sus parejas. Y en los hombres, un incremento de violencia en su conducta. Te imaginas a dónde iremos a parar con mujeres que se sienten esclavizadas y con hombres cada vez más agresivos, capaces de abusar de niños por buscar contenidos cada vez más inhumanos y perturbadores.
Comer comida chatarra puede aumentar los niveles de colesterol, causar enfermedades cardiovasculares, crear resistencia a la insulina y producir sobrepeso. Sin embargo, con una dieta adecuada, acompañada de medicinas y ejercicio físico se puede recuperar la salud. Con el cigarro y el licor es más difícil porque son sustancias tóxicas que entran al cuerpo y se batalla para desintoxicarse. Deshacer el daño que hacen en muchos órganos es imposible. Las personas adictas tienen que internarse en una clínica para recuperar la sobriedad y comprometerse consigo mismos para nunca más volver a consumirlas.
En el caso de la pornografía, aunque se consuma poco es muy “tóxica”. Y requiere mucho esfuerzo el atenuar la huella de las imágenes almacenadas. Además hay que reprogramar el cerebro porque la pornografía entre otros efectos, cambia la forma en que este trabaja.
La pornografía no es un placer sin víctimas. Por eso se hacen necesarias iniciativas como http://www.fightthenewdrug.org/ que ofrece amplia información a favor de una vida sexual libre de pornografía, brinda consejos y planes de acción para salir de la adicción a este tipo de contenidos.
Alejarse de la pornografía, más que “quitarnos un gusto o placer” nos ayuda a disfrutar más y mejor de una vida sana y por supuesto verdaderamente humana.
*Angelica Estrada es Licenciada en Diseño Gráfico, Comunicación y Publicidad. Tiene un diploma en Marketing interactivo y una Maestría en Docencia de Valores. Trabaja como investigadora independiente especializándose en torno al tema de la Creatividad y los Valores.