¡Verano! Durante todo el año he ido agregando a mi lista mental maravillosas actividades para hacer con mis niños: manualidades, recetas de cocina, actividades deportivas, juegos de mesa o simplemente un libro para leer juntos cada noche. He intentado incluso buscar algún proyecto en Pinterest como me ha sugerido una amiga. Ella publicó en Instagram algunas fotos de actividades que ha hecho con sus hijos y todos se veían tan felices. Porqué en verano sí que hay tiempo…
Pero… cada año me encuentro con la misma situación. Las actividades manuales me salen tan mal que los niños acaban decepcionados, quiero preparar una receta con ellos y pierdo la paciencia, me esfuerzo por jugar un juego de mesa y me cuesta aguantar hasta el final, en vez de correr y jugar al escondite con ellos prefiero quedarme sentada y simplemente gozar mirándolos.
Muchas veces me he sentido la madre que no quería ser, la que no sabe hacer las cosas consus hijos. Pero luego entiendo que yo simplemente tengo un estilo distinto de ser madre, quizás menos llamativo, pero no menos eficaz.
Entendí que -para simplificar- hay dos estilos de ser padres (eso vale para papá y mamá). Hay los padres con y los padres para. Esos estilos dependen de la personalidad e historia de cada uno. Claramente nadie tiene un estilo “puro”. Se trata más bien de una tendencia hacia el uno o el otro.
Los padres con todo lo quieren hacer conlos hijos y gozan al estar involucrados activamente en cualquier actividad. Tienen miles de ideas, las ponen en práctica junto a sus niños y les salen divinas y entretenidas. Disfrutan jugando con sus hijos a cualquier cosa: ya sea Candylan, Memoria o correr en el parque jugando a la “lleva”, no importa, lo importante es hacerlo juntos. Esos padres se vuelven niños con sus niños disfrutando del momento como co-protagonistas de la situación.
Los padres para, en cambio, gozan creando un ambiente y situaciones constructivas y divertidas parasus hijos sin ser parte activa de ellas. Es algo como poner cada ingrediente para qué sus niños puedan construir sus “propias recetas”. Esos padres probablemente pasan tiempo en planificar y observar las tendencias de sus hijos, cuáles son sus amigos, lo que les gusta hacer dentro y fuera de la casa. También construyen relaciones que puedan ser beneficiosas y entretenidas para toda la familia. Invitan amigos para jugar con los hijos sin organizarles las actividades, van al parque sin intervenir activamente en todo lo que hacen, no les ocupan el tiempo libre en cada detalle sino -a veces- les sugieren algunas actividades que podrían hacer. Frecuentemente los animan para que encuentren la propia solución a cualquier problema.
Los padres conestán construyendo una relación fundamental con sus hijos, cimentando en la historia de la familia unos momentos inolvidables en los que se ha compartido todo: no solo “el momento” sino también el proceso, el esfuerzo y la emoción. Para esos padres probablemente será más fácil conectar con sus hijos y abrir un canal de comunicación cuando sean adolescentes.
Los padres para, de la misma manera, están criando unos hijos capaces y pro-activos para explorar lo nuevo y ser creativos con lo conocido de manera independiente pero protegida, porque confían en la mirada de sus padres. Cuando sean adolescentes, probablemente, tendrán la capacidad de organizarse, crear sus propios espacios, identificar sus propias pasiones y concretarlas sin depender de los demás.
¿Ya te identificaste con uno de esos estilos? No importa qué estilo de padre eres, si te gusta o no te gusta. Lo importante es que lo aceptes y veas cuan importante es tu manera de estar presente con tus hijos. ¡Potencia lo que eres y pon esfuerzo para añadir un poco del estilo que no te pertenece y sacar lo mejor de los dos!