por José Luis Orihuela*
Toda la actividad que realizamos en las redes sociales deja una huella, trazable por los buscadores y utilizada por los empleadores, que configura nuestra identidad digital.
Asumir que lo que hacemos en línea produce una huella digital permanente, es el primer paso para adoptar una actitud más prudente a la hora de exponernos en la red.
Cómo se configura la identidad digital en las redes sociales
La identidad digital es un mapa dinámico que se compone con la información disponible en la red acerca de una persona o de una marca (huella digital), así como de las percepciones que esa información genera en terceros (reputación digital).
En la definición de la identidad no solo interviene el usuario con lo que dice acerca de sí mismo (en perfiles y biografías), sino también con lo que hace (el contenido y el estilo de lo que comparte y los usuarios y grupos con los que se relaciona).
Además, la identidad digital también la establecen los demás usuarios, en términos de reputación y los motores de búsqueda, en términos de visibilidad.
Eres lo que compartes
El usuario de la red diseña una imagen de sí mismo con la elección de su nickname, la fotografía de su avatar y el texto de su perfil biográfico, pero la imagen que realmente proyecta se deriva de lo que publica, del estilo y del contenido de lo que comparte de manera regular. Así, la identidad digital es lo que el usuario hace en las redes: las palabras y las imágenes que utiliza, los textos y vídeos que comparte, las opiniones que expone y, también, las bromas que realiza.
Eres las redes de las que formas parte
El conjunto de vínculos que mantiene cada usuario en la red (seguidos, seguidores y amigos) constituye un grafo social que revela una extraordinaria cantidad de información acerca de su identidad. Los “vecindarios” nos definen en la red porque generan percepciones que inciden directamente en nuestra reputación.
Eres lo que los demás usuarios dicen y cómo te perciben
El “etiquetado social” o folksonomía es una expresión literal de cómo se percibe y valora a un usuario dentro de una red. Las listas de Twitter y las “Skills & Endorsements” de LinkedIn, por ejemplo, son manifestaciones de reputación distribuida. Las palabras clave que se utilizan en las listas de usuarios y en las destrezas profesionales constituyen, en su conjunto, un retrato de la identidad digital realizado de forma colectiva por la comunidad.
Más allá de las “nubes de etiquetas”, la valoración de los usuarios queda expresada en comentarios, conversaciones, opiniones, likes and shares que se distribuyen por toda la red y que son muy difícilmente controlables.
Eres lo que Google dice de ti
Finalmente, toda la huella digital generada por las acciones del usuario y las percepciones de sus comunidades de referencia, es rastreada en tiempo real por Google. En los resultados de una búsqueda acotada al nombre y los apellidos del usuario, entrecomillados, se dibuja el mapa dinámico de la identidad digital, un mapa cada vez más utilizado en los procesos de selección de personas (antes, durante o después de las entrevistas de trabajo).
Cómo podemos cuidar mejor nuestra identidad digital
Cuatro consejos básicos para optimizar la gestión de la marca personal en las redes sociales.
Piensa antes de compartir
Recuerda que todo lo publicado es público y que, además, deja una huella que puede ser rastreada. Por lo tanto, antes de compartir cualquier contenido tienes que pensar dos veces acerca de cómo podría impactar en tu marca personal: ¿la mejora o la destroza?
No compartas nunca contenidos que te hagan vulnerable (especialmente fotografías íntimas) y cuida mucho el lenguaje y el tono que usas para referirte públicamente a terceros.
Escoge dónde y con quien compartes
Es recomendable diseñar una estrategia de contenidos y usar cada red para finalidades distintas. Fuera de los contenidos que no hay que publicar nunca, hay que discriminar lo que se comparte en perfiles privados y en perfiles públicos, en mensajes directos a un usuario y en mensajes a un grupo.
Aporta valor para diferenciarte y ser memorable
La gestión de la identidad digital no solo debe enfocarse en sentido preventivo, sino que también hay que plantearla positivamente: qué identidad voy a construir, qué marca personal quiero hacer resonar y qué reputación aspiro a ganarme.
En este sentido, el compartir contenidos y la visibilidad obtenida son recursos que se pueden utilizar para gestionar estratégicamente la propia marca.
En la medida en que las plataformas de redes sociales están disponibles para millones de usuarios, el único modo de sobresalir, de hacerse visible y memorable es aportando valor. Aportar valor quiere decir compartir contenidos que interesen a alguien más que a tu círculo más cercano de amigos, compañeros y familiares. Contenidos que interesen y que sean útiles a usuarios que no te conocen.
Monitoriza tu marca personal
Para terminar, vigila tu marca personal realizando de forma frecuente la búsqueda de tu nombre y apellidos entrecomillados en Google, o bien crea con esa búsqueda una alerta (google.es/alerts) para recibir notificaciones por correo electrónico.
Revisa los resultados de búsqueda para Web, pero también para imágenes y vídeos. Elimina los contenidos que hayas subido y que prefieres que dejen de ser visibles, y desetiquétate, cuando sea posible, en posts y fotos que puedan generar percepciones negativas.
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La identidad digital condiciona de manera creciente, para bien o para mal, las oportunidades sociales, académicas y profesionales de los usuarios de la red. Es urgente entender que lo que compartimos en línea tiene consecuencias, por eso: piensa antes de publicar.
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*José Luis Orihuela es Doctor en Ciencias de la Información y profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (Pamplona, España). Como conferenciante y profesor invitado ha desarrollado actividades profesionales en 26 países. Ha sido consultor de comunicación del Banco Mundial y codirector del Congreso iRedes. Es autor de Los medios después de internet (2015), Mundo Twitter (2011), 80 claves sobre el futuro del periodismo (2011) y La revolución de los blogs (2006).
eMail: jlori@unav.es – Blog: ecuaderno.com – Twitter: @jlori