Por Ana Margarita Moreno
Si eres de los que piensa que el Matrimonio es una lotería… ¡Juégale al número ganador! |
Si eres de los que piensa que “el matrimonio es una lotería”, entonces ¡juégala bien! Antes de “comprar tu billete” disminuye las probabilidades de fracaso y pregúntate: ¿Somos compatibles? Hay una clave para saberlo: conocerse bien y no cerrar los ojos.
¿Has soñado alguna vez que te vas a un viaje, para el que no has podido prepararte y que dejas la mitad de las cosas que necesitabas? , Un sueño de estos se transforma en una pesadilla: hay prisa por empacar, nerviosismo y temor de perder el avión. Por fin imaginas que llegas al aeropuerto y te preguntan ¿su boleto por favor? Ni idea, cuál boleto… ¡Qué locura!
Cuando se tiene un viaje en la vida real, se suele planear bien. Nadie lo hace para ir a pasar dificultades y mucho menos para quedarse tirado en el camino. Se escogen las fechas, se elige la ropa adecuada, se hace un presupuesto, se reservan los vuelos y los hoteles. Previamente se cuestiona qué tan seguro está el lugar de destino, y qué tan confiables las personas que nos acompañan.
Igual ocurre en el noviazgo. Es clave para el éxito de este viaje tan importante de la vida. Es la preparación que antecede al viaje maravilloso del matrimonio.
“Recuerdo a Claudia, una médica que respondía mientras acariciaba a su pequeña hija de tres años: -Si, nos separamos porque él esperaba que yo no trabajara y me quedara cuidando a la niña todo el tiempo… !Yo nunca planeé eso para mi! He estudiado mucho para echar todo ese esfuerzo por la borda-”.
“También escuché a Pedro hablar de quien fuera su esposa. Es la mujer más fiestera que he conocido, ¡no fui capaz de seguirle el ritmo! Mientras yo quería irme a dormir, ella se bailaba sola”.
Con frecuencia escuchamos frases como: “Él resultó súper tacaño y yo no soportaba ese defecto”; “yo no quería hijos y el estaba ilusionado con tener cuatro”; “yo soy poco practicante: ella va a Misa todos los domingos y a mi no me nace”.
¿Cómo saberlo?
Ante estos comentarios nos preguntamos: ¿Será que no pensaron en eso antes? ¿No hablarían con profundidad de todos los temas fundamentales? ¿Estaban ciegos…? ¿Cómo evitarlo en mi caso?
Para esto hay una clave: conocer bien al otro y no cerrar los ojos. Porque bien claro está que en lo fundamental difícilmente se cambia. Las preguntas importantes son:
- ¿De verdad voy a querer a esta persona toda la vida? ¡No solo eso!
- Más bien, ¿seré capaz de vivir con armonía, de hacerlo(a) feliz, de ser feliz?
- ¿Somos compatibles? Responder si, no garantiza el éxito, pero disminuye las probabilidades de fracaso.
¿Somos compatibles?
Aquí va una primera prueba. Cierra los ojos e imagina cómo te sueñas a tu pareja ideal; después toma papel y lápiz y escríbelo. Ahora, analiza cómo es en realidad. No pienses que no va a dar la medida; hazlo “sin ningún compromiso”. Escríbelo TODO: ¿cómo es físicamente?, ¿su familia, modo de pensar, de hablar? Actitudes frente a la vida, el trabajo, el estudio, la amistad, gustos, reacciones ante el éxito y el fracaso, modo de vestirse, forma de comer, relaciones sociales, la imagen que proyecta ante los demás frente a la propia realidad… De la lista, escoge con cuáles te gustaría vivir, cuáles estarías dispuesto a tolerar, aunque no te gusten del todo y nunca las llegue a cambiar y cuáles no podrías soportar definitivamente. En resumen, puedes clasificarlas en:
- Qué me encanta
- Qué acepto
- Qué tolero
- Qué no soporto
- Qué me avergüenza, etc.
Recomendación final.
El matrimonio no es un juego de azar. Es un ejercicio de la libertad para elegir a quien se ama, lo cual entraña un compromiso de fidelidad para estar a la altura de lo que se espera de cada uno. Es un proyecto común que puede resultar exitoso si se ponen los medios para conocerse bien y aceptarse. Punto de partida para buscar efectivamente lo que al otro lo hace más feliz. Y recíprocamente, lo que a uno lo hace más feliz. Nada está garantizado, pero si actuamos con prudencia, ¡existen mayores probabilidades de atinarle al número ganador!