Por María Luisa Estrada de Vélez
Han sido semanas diferentes, llenas de situaciones inéditas y de emociones. No salimos de casa, pero cada día tiene una novedad y la incertidumbre persiste.
Precisamente por eso, son momentos únicos de reflexión y aprendizaje. Estar más tiempo en casa ha sido una oportunidad para parar y pensar; para conversar más de cerca con cada uno, tanto los que están a nuestro lado físicamente, como los que están lejos, en la misma ciudad o en otro lugar del mundo. Y descubrir cosas maravillosas.
Por ejemplo, en nuestra familia implementamos la cita de los domingos a través de Zoom, nos reunimos con los siete hijos, las cuatro nueras, el yerno y los trece nietos que van desde 10 años hasta 5 meses. Los nietos han podido “conocer” más a sus primos que viven lejos, cada uno aprovecha el momento para mostrar su juguete preferido, su última creación artística o una habilidad, o para contar algo. Los adultos intentamos conversar en medio del ruido porque por momentos todos hablan al mismo tiempo y por eso los abuelos tratamos de moderar dando la palabra a cada familia. Estas reuniones virtuales son una experiencia que hasta ahora nunca habíamos tenido. Ha sido lo mejor del Covid19.
Además hemos tenido la celebración del décimo cumpleaños del nieto mayor y de una nieta que cumplió seis. A Diego le diseñamos un juego de preguntas llamado Dos dígitos por ser la primera vez que cumplía con dos dígitos, de preguntas relacionadas con sus gustos y con el número diez y formamos dos equipos. Y con Mariana jugamos un Kahoot! sobre Charlie y la fábrica de chocolate, que le gusta mucho. Cada familia era un equipo. En ambos casos fue muy divertido y diferente.
O sea que la cuarentena ha traído momentos muy valiosos y de estas primeras cinco semanas nos quedamos con tres ideas que hacen eco en nuestra cabeza y en nuestro corazón.
1. Puedo prescindir de casi todo, pero de mi familia nunca
¿Salir de compras, viajar o ir a un restaurante? Estas actividades pasan a segundo plano porque debemos evitar la exposición al contagio.
Ahora la oportunidad es descubrir nuestro hogar. El único lugar donde se nos quiere por lo que somos y no por lo que tenemos o hacemos.
Llevamos un mes sin muchas cosas, pero de la única que no podemos prescindir es de nuestra familia.
2.Solo tengo hoy y ahora, el pasado se fue, el mañana es incierto
Cada día se gasta su propio afán. Es la mejor forma de vivir sin sufrir por la incertidumbre del futuro, de lo que va a pasar, de cómo vamos a vivir sin ingresos, de si nos vamos a contagiar nosotros o algún ser querido. Nada de esto podemos controlar. Pero si podemos vivir el hoy, el presente y disfrutar cada minuto y a cada uno de los que tengo a mi lado. Y aprovechar, además de hacer home office, otras actividades: organizar los archivos de fotos en la computadora, hacer una limpieza a toda la casa con los consejos de Marie Kondo, armar un rompecabezas, bailar y cantar juntos, etc.
3.Soy parte de la historia, que me recuerden sonriendo ante la adversidad
Cuando vemos películas de héroes de la segunda guerra mundial nos admira su coraje, su valentía, su prudencia, su serenidad y su fortaleza ante la adversidad. Bueno, pues ahora nos toca a nosotros. Te propongo que te preguntes si estás sonriendo cada día a pesar de las contrariedades. Piensa, que tus hijos o tus nietos, si ya los tienes, van a recordar tu actitud. Qué mejor que te recuerden feliz, sonriente y haciendo frente a las dificultades. Ese recuerdo pasará de generación en generación.
Cuéntanos, ¿tú que has aprendido? ¿con qué te quedas de estos días? ¿de qué te quieres acordar en un año o dos, cuando mires atrás hacia esta época? Dinos qué más actividades has hecho en casa.
#cuarentenaconPTC