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Más abrazos, menos tecnología

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Por Juan Camilo Díaz Bohórquez

5 Desafíos de la familia en la era digital

Una de las preocupaciones que vivimos los padres de familia es cómo educar para que nuestros hijos hagan uso seguro, responsable y constructivo de los entornos digitales. Y no es una preocupación superficial, ya que reconocemos que las pantallas, las aplicaciones, las redes sociales y la web hacen parte de su entorno, en una especie de “tecnosistema” en el cual se comunican, comparten, se informan, se entretienen y consumen.

Un día un padre de familia me preguntó qué debía hacer para tecno educar a su hija, si él venía de un mundo muy diferente. “Vi TV a blanco y negro, usé máquina de escribir para mis trabajos en el colegio y la universidad. ¿Enseñarle qué, si a duras penas manejo mi celular?” Estoy seguro que esas dudas las tenemos todos aquellos padres de familia, análogos digitales, forzados a adaptarnos a los nuevos dispositivos con el agravante que debemos educarnos y educar a nuestros hijos sobre el tema.

¿Y cómo les enseñamos valores sino somos expertos? ¿Y cómo les enseñamos disciplina, generosidad, liderazgo, amistad, entre otros, sino somos expertos? ¿Y cómo les ayudamos con historia, matemáticas, geografía y demás, sino somos historiadores, matemáticos ni geógrafos? ¡Con buena voluntad y formándonos! Así es como lo hacemos.

Partiendo del hecho que la familia es la escuela natural del ser humano, es un derecho-deber reconocido universalmente, no hay excusa para no orientar a nuestros hijos para que sean más competentes y menos dependientes de la tecnología.

A partir de este planteamiento, paso a enumerar cinco desafíos de la familia en la era digital, para que cada lector haga una evaluación personal y familiar de cómo los está afrontando:

  1. El primer desafío consiste en no exponer a los niños a los entornos digitales permanentemente. Hoy día los niños comienzan a aparecer en Facebook a los 3 meses de gestación, la primera ecografía, y de ahí en adelante se comienza a gestar una peligrosa huella digital con consecuencias indescifrables.

 

  1. El segundo desafío es recobrar los momentos “análogos”: el juego, la lectura, los abrazos, entre otros, y no entregar un celular o una tableta, o prender el TV para mantener a los infantes callados y sin molestar. Esa sobre exposición a las pantallas desde muy pequeños han dado origen al mito del “chip tecnológico”. No es que nazcan con un chip especial, es que lo conectamos desde que nacen.

 

  1. El tercer desafío es ir paulatinamente abriendo los espacios tecnológicos a los niños. ¿Qué quiere decir esto? Si bien no existe consenso académico sobre las edades adecuadas para que un niño tenga una consola de videojuegos, una tableta, un celular o acceso también es cierto que por simple sentido común no se le debe entregar a un niño todo tipo de artilugios electrónicos simplemente porque eso me hace “buen papá” o “buena mamá”.

 

  1. El cuarto desafío es que la familia se forme sobre los aspectos positivos y negativos de la tecnología. Las buenas: acceso ilimitado a información, comunicación, interacción, espacios más democráticos y un sinfín de posibilidades. ¿Y los riesgos? ¿Porno infantil? ¿Sexting? ¿Grooming? ¿Sharenting? ¿Oversharing? ¿Vamping? ¿Trolling? ¿Phubbing? ¿Ciberacoso? ¿Fomo? ¿Nomofobia? Como vemos, son varios hechos que no debemos desconocer.

 

  1. Y el quinto desafío: el ejemplo. Nada bueno puede resultar de la educación para el uso seguro y responsable de la tecnología si como padre de familia no me desconecto y dejo de lado muchas actividades personales y familiares por estar permanentemente conectado. Así que el ejemplo es un desafío enorme: ¿me desconecto? ¿Se manejar los tiempos?

 

El término desafío no necesariamente implica imposibilidad de hacer o realizar algo. Así que manos a la obra, a formarse, a acompañar y tener claro que nada reemplaza un abrazo o una palabra de cariño. Más humanidad, menos tecnología.

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