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Por nuestros jóvenes

Escrito por: Monika Valerio De Ford, abogada y coordinadora de PTC en San José de Costa Rica.

Respuesta ante las nuevas “viejas políticas de educación ” que se quieren implementar en Costa Rica.

“Los centros educativos promoverán el uso del condón”, dice la noticia. Por el bien de nuestros jóvenes, todos esperaríamos encontrar la política, guía , o programa que nos permita evitar la proliferación de enfermedades de transmisión , y de embarazos en adolescentes. Sin embargo, analizando algunos datos históricos, confieso que no me siento muy confiada de que ésta vez sí funcione algo que ya se ha hecho en el pasado.

Desde el inicio del siglo anterior, el uso del condón ha sido la solución planteada por muchos países a los problemas citados; pero a pesar de ello, se ha observado un aumento en la incidencia de los mismos.

Para 1981 se descubre el SIDA y los medios de comunicación empiezan a popularizar el concepto de “Sexo Seguro”. En esta misma época, valga decir, se empezó a oir en Costa Rica el lema “Sexo seguro, o el condón, es la solución”. ¿La solución a qué? Algunos estaban dedicados a aprender y a desarrollar habilidades en diferentes campos, que les ayudarían a desempeñarse cuando les correspondiera insertarse en la sociedad. Pero eso, abrió los ojos a muchos, y dio ideas a otros, que no tenían el sexo como una de sus prioridades en el momento. Desde entonces, el crecimiento del problema ha alcanzado cifras alarmantes, tal como lo han manifestado los sectores encargados (MSP, MEP, PANI, etc). Lo que faltó, y quizás falta ahora también, es la segmentación de la población a la que va dirigido el mensaje.

En el año 2000, Uganda, ante la altísima y preocupante incidencia de SIDA, adopta la política del ABc, que promueve la segmentación de la población y el mensaje de Abstinencia (Abstinence) para los jóvenes y solteros; Vínculo (Bond) para quienes tienen relaciones es, y el uso del condón (condom) solo en los casos en que no se den las circunstancias anteriores. Para el año 2002 en este país africano, decrece la incidencia del SIDA del 30% en 1992, al 12% en el 2000, y al 6% en el 2002.

En Estados Unidos, el porcentaje de jóvenes que reportan haber elegido la abstinencia crece del 45.9% en 1991, al 54.4% en el 2001, y para el año 2001 decrecen en un 21.9% los embarazos en mujeres entre 15 y 19 años, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

Según datos oficiales, en los países en los que se sigue apostando por la planificación, o el uso del condón como solución, por el contrario, los resultados siguen siendo adversos.

La educación sexual, lamentablemente se ha convertido en una educación para protegerse del ser amado, porque puede transmitir una ETS o producir un embarazo que no se quiere.

Las circunstancias nos han llevado a implementar políticas paliativas desesperadas, que, lejos de prevenir los problemas que pretendemos curar, más bien parecen aumentarlos. Terminamos confiando más en el condón, que en el joven; pero la publicidad, los medios de comunicación, el entorno, e incluso las políticas de prevención, los sigue invitando a iniciar sus actividades es a muy temprana edad, sin considerar las consecuencias.

Sería mucho mas eficaz formar personas conscientes de que son ellos los responsables de escribir su propia historia, trazar sus metas, y esforzarse por convertirlas en proyectos realizados, fomentar el conocimiento de sí mismos, como seres humanos, y de los daños que producen las decisiones equivocadas, y el obstáculo que esto puede representar en la consecución de sus sueños, segmentar los mensajes e invertir más en el fomento de actividades que permitan al joven desarrollar sus habilidades en las áreas en que puedan realizarse como seres humanos, y fortalecer su autoestima, promover el fortalecimiento del carácter y el fomento de los valores para que el joven pueda vivir una idad inteligente, dar la información y la formación en forma paralela, para que ellos puedan asumir la responsabilidad de sus actos conociendo con certeza las implicaciones que los mismos tienen.

Ya en otros países se han adelantado en la implementación de unas y otras políticas, y han sido las dolorosas cifras, las que han determinado la urgencia de poner manos a la obra. En este momento de debate, insto a las diferentes instituciones afectadas, a tomar en cuenta los datos históricos. Los datos en Costa Rica, tampoco son halagüeños. NO esperemos a estar como estuvo Uganda para tomar la decisión. Aprendamos de su experiencia. Y que sea la persona humana el centro de las acciones que tomemos.

Artículo publicado en La Nación el Lunes 14 de Abril de 2008.

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