por José Luis Orihuela
Enero es, tradicionalmente, el mes de los propósitos y de las buenas intenciones. En la mitología romana, Jano se representaba con dos caras: un rostro miraba hacia el pasado (balance) y otro hacia el futuro (proyectos).
El gran reto de las New Year’s resolutions es conseguir mantenerlas más allá del mes dedicado al bifronte. Algunas ideas para conseguirlo:
- Pocos propósitos y desglosados
Las listas demasiados largas de propósitos suelen convertirse en una carga demasiado pesada para sobrellevarla con éxito. Pueden ser fruto de un balance muy exhaustivo del año anterior, pero es mejor optar por una estrategia más realista y gradual: menos propósitos y mejor escalonados.
En lugar de grandes ideales con un año entero como horizonte, es preferible fijarse objetivos más modestos y traducirlos en meses o trimestres.
La planificación es clave para lograr nuevas metas, pero no puede ser tan minuciosa que acabe ahogando las buenas intenciones a la vuelta del segundo mes.
- Objetivos por escrito y compartidos
Poner por escrito las resoluciones ayuda a comprometerse con ellas, y más aún si se comparten con otras personas. Los formatos pueden variar: desde los clásicos retos de lectura que se promueven en las redes sociales hasta la agenda mensual del año, que propone Gustavo Entrala.
Aquí, la dimensión social o familiar del compromiso es importante porque el grupo se convierte en un factor de motivación que opera a lo largo de todo el reto.
Las aplicaciones y dispositivos de deportes, por ejemplo, incluyen la dimensión “social” de la actividad, lo que introduce una segunda capa de ludificación en la que interviene la competencia virtual con nuestros contactos en las redes.
- Recursos y lugares
Las nuevas tareas seguramente requieren nuevos recursos (equiparse forma parte del juego y es otro elemento motivador de primera magnitud). Además, hay que acondicionar o buscar espacios, lo que también ayuda a encuadrar los hábitos que se pretenden desarrollar.
Un sillón de lectura bien iluminado, una esterilla cómoda de yoga, una bicicleta de montaña o unas nuevas zapatillas de correr, facilitan, recuerdan y proclaman los objetivos que nos hemos marcado.
También el tiempo es un recurso que hay que asignar a los nuevos propósitos y tal vez sea lo más difícil de ajustar porque normalmente requerirá cambiar de hábitos e introducir nuevas rutinas a lo largo del día y durante la semana.
- Control y recompensas
Como en cualquier otra estrategia, también en las resoluciones para el nuevo año hay que establecer un sistema para controlar los avances y ajustar los fallos. Llevar un diario de la actividad que se acomete puede ser una forma muy efectiva de control y un estímulo adicional para el cumplimento de las metas.
Finalmente, el plan siempre debería incluir tiempos muertos, postas o áreas de descanso y alguna gratificación más o menos simbólica cada vez que se alcanzan o superan los objetivos previstos.
De todas formas, conviene tener muy presente que el desarrollo de nuevos hábitos y capacidades, así como el logro de la excelencia en los ámbitos escogidos, son tareas que seguramente demandarán más de un año.
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Además de corregir hábitos poco saludables y hacer más deporte, otro propósito clásico de estas fechas es leer más, por eso les recuerdo esta lista de 20 libros para leer en 2020 y estos 10 recursos en línea para amantes de los libros.
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José Luis Orihuela es profesor en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra (Pamplona, España). Email: jlori@unav.es – Blog: ecuaderno.com