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Salón de clases y creatividad: ¿incompatibles?

Por Juan Francisco Vélez y María Luisa Estrada de V.
Fundadores de Protege tu corazón

Salón de clases: medio para desarrollar la creatividad en los niños.

Imaginemos estas dos situaciones:

La primera ocurre en un salón de primaria. Comienza la clase. Cada niño tiene sobre su mesa una hoja impresa con la figura de un payaso. Los  niños empiezan a rellenarla muy atentos de que el color no se salga de las líneas. Es el mismo ejercicio que la maestra aplica desde hace varios años.

 La segunda escena también ocurre en otro salón de primaria. Los niños esperan a la maestra, quien los sorprende disfrazada de payaso.  “Hoy vamos a hablar de los payasos”, les dice y a continuación les muestra el video de unos payasos haciendo mímica. Al terminar pide a los niños dibujar un payaso en el circo. Les entrega hojas en blanco y los niños empiezan a pintar con libertad y entusiasmo. En su dibujo reflejan la experiencia vivida. Para unos la nariz del payaso es lo más llamativo, para otros es el pelo, el vestido o los zapatos; otros destacan los aros y las pelotas que usan los payasos.

Es posible que la primera maestra logre estimular habilidades como la concentración y la coordinación entre la mano y el ojo. Sin embargo, una figura para colorear no da oportunidad para que por ejemplo Luis y Julián expresen sus emociones y manifiesten sus diferencias individuales. Es posible que cuando se les pida dibujar algo, piensen que no saben dibujar porque se sienten incapaces de reproducir bosquejos como ese.

En cambio el ejercicio de la segunda maestra facilita a los niños expresar de manera de manera más espontánea sus impresiones personales, su percepción de la realidad, asociando su mundo interior con la experiencia vivida en la clase.

Estas dos situaciones ilustran lo que ocurre cuando se trata de estimular la creatividad. Hay maestros y actividades que lo consiguen y otras que pueden resultar contraproducentes.

Para impulsar el proceso creativo hay varios elementos. No basta tener a la mano materiales como plastilina, pintura, tijeras, pinceles o lápices de colores, ni tampoco es suficiente motivar y apoyar. Es necesario que los maestros con su actitud demuestren que hay diferentes maneras de hacer las cosas o de resolver un mismo problema, que ser creativo es lo correcto y que aporta grandes beneficios en la propia vida.

“Es mejor tener suficientes ideas, aunque algunas de ellas estén equivocadas, que no equivocarse nunca por no tener ideas” De Bono

La creatividad siempre ha sido importante en el progreso humano. Por mucho tiempo se asoció sobre todo con el arte y las manualidades pero este concepto ha evolucionado. Hoy en día se entiende como el proceso mental que hace posible transformar cualquier realidad, y para facilitar su desarrollo en los niños, el arte y las manualidades son muy asequibles y no representan mayores riesgos.

¿Qué es la creatividad?

Carl Rogers la define como la aparición de un producto nuevo, que resulta por un lado de la singularidad de un solo individuo y, por otro, de los aportes que recibe ese único individuo de otros individuos y de las circunstancias de la vida.

Es lo que consigue la maestra al recurrir al disfraz y al video como estímulos basados en la realidad y luego dejar a los niños en libertad para que reflejen su vivencia a través del dibujo, cuyo resultado será singular.

La creatividad, ¿se enseña?

Los niños son creativos por naturaleza. Desde pequeños tienen necesidad de explorar, descubrir, tocar, sentir, preguntar. El esfuerzo no hay que ponerlo tanto en motivarlos para que sean creativos, -que ya lo son- sino en evitar bloquear la creatividad con las restricciones, la rigidez o el seguimiento de patrones preestablecidos .

Desafortunadamente, por el estrés o el agobio de la vida, los maestros pierden la frescura, la alegría y la capacidad de asombro que caracteriza a los niños.

El amor la vida y la alegría son factores indispensables para estimular la creatividad. Sonreír en un momento difícil puede cambiar la perspectiva de las cosas.

Como dijimos antes, el arte es una excelente oportunidad de estimular a los niños, si se evitan algunos errores típicos que se cometen.

En el siguiente cuadro veremos cuáles son las actitudes más adecuadas de un maestro para estimular la creatividad de sus alumnos y cuáles deben evitarse.

LAS QUE ESTIMULAN

LAS QUE DEBEN EVITARSE

Dejar que los niños se expresen con su propia técnica y experimenten con los diferentes materiales a su antojo. Mostrar al niño cómo se dibuja una determinada persona, animal o cosa ni inducirlos a hacer ciertos trazos.
Recordar que la expresión artística de un niño refleja su propia personalidad y es una manera apropiada para conocerse y conocerlo mejor.  “Corregir” o “ayudar” al niño en su trabajo imponiéndole la propia personalidad, ignorando su percepción del mundo y de la realidad.
Animar al niño a buscar nuevas soluciones ante un error y a tener curiosidad intelectual. Avergonzar al alumno cuando comete un error o da una respuesta fuera de lo común.
Facilitar material de buena calidad como libretas grandes, pínceles, lápices, colores, plastilina o lo que haga falta para realizar una actividad. Utilizar material de baja calidad y de tamaño pequeño que desmotiva al niño.
Dejar en libertad al niño para desarrollar su obra como el quiera basado en instrucciones generales. Restringir la libertad a la hora de elegir cómo llevar a cabo una actividad o controlarla excesivamente con base en instrucciones rígidas e inflexibles.
Aprovechar los temas escolares para realizar actividades que impliquen alguna salida fuera del salón como estar en contacto con la naturaleza o escuchar un cuento, una canción, etc. Evitar perder el tiempo con actividades o temas que están por fuera del programa. Restringir las fuentes de inspiración a un texto o a una explicación en el salón de clase.
Comprender que para el niño es más importante su esfuerzo que el producto final. Considerar que lo importante es el producto terminado.
Poner al niño en situaciones estimulantes como visitas a museos,  parques,  fábricas, etc. Dar al niño libros o dibujos para colorear que lo inhiban para su propio proceso creativo.
Entender que para el niño la “desproporción” del dibujo expresa su visión de la realidad. No corregir la desproporción de una figura.
Apreciar los trabajos artísticos de los niños de acuerdo con sus méritos Preferir el trabajo de un niño más que el de otro.
Animar a los niños a respetar las diferencias en los trabajos y a valorar lo ajeno. Hacer comparaciones que pueden desanimar e incluso atrofiar la creatividad en el futuro.
Exhibir varios dibujos de cada niño, no solo uno. Mostrar solamente el “mejor” trabajo de un niño porque puede llevarlo a copiarse a sí mismo en lo subsiguiente.

Beneficios de ser creativo

  • Permite transformar la realidad y mejorarla: La persona creativa es proactiva, se adapta con facilidad a los cambios y es flexible. La creatividad ayuda a mejorar la calidad de vida.
  • Conduce a la realización personal: La creatividad ayuda a desarrollar habilidades y actitudes para responder ante situaciones inesperadas y cambiantes de la vida. Contribuye a ver la vida desde diferentes ángulos, buscando nuevas formas de enfrentar lo conocido y lo desconocido. Para Enrique Rojas,  psiquiatra, la felicidad supone el ejercicio creativo.
  • Es un camino hacia la trascendencia: Con sus creaciones, una persona deja huella en quienes le rodean y mejora el mundo que habita.
  • Construye la autoestima: La persona creativa constata el beneficio de sus aportes y eso incrementa la confianza en si mismo.
  • Ayuda a desarrollar rasgos de buen carácter porque para transformar la realidad se necesita disciplina, constancia y optimismo.
  • En síntesis una persona es flexible, original, capaz de identificar problemas y darles una solución. Es imaginativa, curiosa intelectualmente, asume riesgos, es intuitiva, independiente, abierta, desprendida del qué dirán, confiada, libre, con capacidad de asociación, entusiasta. No se rinde facilmente.

A más experiencias, más creatividad

Cuantas más experiencias tenga un niño, más creativo será: viajes, lecturas, imágenes, sonidos, situaciones. La creatividad es la combinación de conocimientos. Mientras más ideas tenga, más combinaciones podrá realizar.

Thomas Alba Edison vivió muchas experiencias en su vida y ha sido uno de los hombres más creativos de la historia. Entró a las escuela a los 8 años y medio. Después de tres meses regresó llorando a su casa diciendo que el maestro lo había calificado de alumno estéril e improductivo. “Mamá me cogió de la mano y me llevó de regreso a la escuela. Furiosa, le dijo al profesor que no sabía lo que estaba diciendo. Fue exactamente en ese instante cuando tomé la decisión de que sería digno de ella y le demostraría que no estaba equivocada”. Edison solía decir que “el genio es un 1% de inspiración y un 99% de transpiración”, dando a entender con esto que el trabajo creativo requiere mucho tezón y esfuerzo.

Regina y Alberto, un matrimonio con niños pequeños, son un ejemplo de cómo también desde la familia se pueden propiciar experiencias creativas. En vez de pasar los fines de semana en el mall, establecieron, para ellos mismos y para sus hijos, las “tardes de actividades creadoras”. Algunas veces las dedican a pintar, otras a armar aviones o castillos, a hacer figuras con arcilla, a diseñar títeres, a hacer collares, a inventar cuentos, a escribir poemas, etc. Ha resultado una excelente manera de divertirse y al mismo tiempo de conocer mejor a cada hijo. En medio de estas actividades observan cómo resuelven los problemas, qué emociones experimentan y cómo las manejan. Alberto comenta: “ Son como ventanas a través de las cuales se conoce mejor su intimidad y nos permite guiarlos para ser mejores…”

Oscar y Mireya, otro matrimonio, tienen por costumbre llevar a sus hijos a explorar la ciudad los fines de semana. Visitan los museos, el zoológico, la estación de bomberos, el taller de una modista, una fábrica de vidrio, el edificio más antiguo o el más moderno. También salen de excursion, hacen camping y están en contacto con la naturaleza afrontando situaciones inesperadas y sorteando dificultades con independencia.

El resultado para ambas familias es que los niños son más sensibles a las personas y al  mundo que los rodea, valoran el esfuerzo individual, aprenden a respetar los gustos ajenos y a tolerar las diferencias en los estilos. Son más felices: ¡se la pasan en grande!

Artículo publicado en la Revista Vanguardia Educativa, Año 2, Número 3, Enero de 2011

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